
Pacorro se pone las gafas y ve pasar a una persona y a otra y a otra. Todas sin ropa, Paco está fascinado.
Se pone las gafas, las ve sin ropa.
Se las quita, y están vestidas.
Se las pone de nuevo, y sin ropa.
Se las quita, y de nuevo vestidas.
¡¡¡Por Santiago de Compostela!!!, exclamó, esto es una verdadera maravilla!
Pacorro, emocionado, adelanta el viaje de vuelta a casa para enseñarle y sorprender a su mujer con la novedad.
En el avión, se siente enloquecido viendo a las azafatas en pelotas.
Se pone las gafas, las azafatas sin ropa.
Se las quita, y están vestidas.
Se las pone de nuevo, y las pasajeras sin ropa.
Se las quita, y están vestidas.
Cuando Pacorro llega emocionado a casa, se coloca las supergafas antes de abrir la puerta para poder ver a Luisa, su mujer, sin ropa.
Al abrir la puerta, allí está ella, su querida, hermosa y sensual esposa, con Pedro, su mejor amigo. En el sofá y ¡sin ropa!
Pacorro se quita las gafas, y la ve sin ropa.
De nuevo se pone las gafas, y otra vez sin ropa.
Se las vuelve a quitar y... de nuevo sin ropa.
Se las vuelve a poner... sin ropa.
Y Pacorro, en el colmo de la desesperación no puede evitar exhalar un grito desgarrador:
¡¡¡Maldición!!! ¡¡¡Estas inches gafas ya no funcionan!!! ¡¡¡Chinas tenían que ser!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario